Este es el libro del tiempo muerto y de la ropa vieja, una mezcla más o menos azarosa de diván y piquete, la última bala que me queda. Sé que nos veremos y que beberemos pronto: juraría que a vos también te hartó este desquicio. Mañana va a llover o tal vez no: lo peor es que ha dejado de importarnos. Alguien va a llamar después de las once de la noche para dar la misma noticia más o menos fatal de siempre. Lo malo de las letanías es el infinito; lo bueno, no lo sé. Este cansancio tiene el olor de los infartos, pero un buen corazón puede hacer mucho quilombo segundos antes de quedarse quieto.
(De Familia y Propiedad/La Vergüenza Nacional, Daniel Riera)
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