domingo, 24 de julio de 2011
Vargas Llosa para pelotudos
Leo El sueño del celta, la más reciente novela de Mario Vargas Llosa, y no lo puedo creer. No recuerdo cuál fue la última vez que leí una bosta semejante: la abandono en la página 153, cuando llega a la autoparodia involuntaria. Si se tratara de un experimento literario fallido, supongo que podría recordarla con cierto afecto, pero El sueño del celta es exactamente lo contrario: la negación, casi militante, de cualquier tipo de experimento. No queda claro si Vargas Llosa se convirtió en un imbécil, si piensa que los lectores son imbéciles o si es una mezcla de las dos cosas. El sueño del celta está basada en un personaje real: Roger Casement, funcionario del foreign office que denunciara las atrocidades cometidas durante la colonización del congo belga, y también las de un compañía inglesa dedicada a la explotación del caucho en el Perú. Conmovido por tales atrocidades, Casement renunció al foreign office y se dedicó a luchar por la independencia de Irlanda. La historia de Casement es interesante y tal vez de lugar en el futuro a una buena película. La novela, en cambio, es una especie de superproducción berreta, una enumeración constante de datos, fechas, lugares, costumbres, objetos. Y todos los detalles están marcados con una especie de resaltador literario, no sea cosa que el lector se pierda.
Leo en la página 147:
“…La Prefectura de Iquitos estaba en la Plaza de Armas, un gran canchón de tierra sin árboles ni flores, donde, le indicó el cónsul señalándole una curiosa estructura de hierro que parecía un mecano a medio hacer, se estaba armando una casa de Eiffel (“Sí, el mismo Eiffel de la Torre de París”)”. […]
Por si no nos dimos cuenta de quién era el Eiffel encargado de la “estructura de hierro que parecía un mecano a medio hacer”, Vargas Llosa se ocupa de aclarar que se trata de “El mismo Eiffel de la Torre de París” .
Vargas Llosa elige contar todo, y cuando digo todo, es todo: quiénes son y qué piensan y qué sienten sus personajes, cómo es la historia de los países donde viven, cuáles son los principales líderes políticos y cuál es la distancia entre una ciudad y la otra, como así también cómo es la arquitectura de las casas, cuál es la temperatura, cuáles son las enfermedades y cómo se curan. No hay ninguna idea de economía del relato. No hay, en El sueño del celta, ningún espacio para la subjetividad del lector. No hay ningún uso de la palabra que no sea estrictamente utilitario: la prosa es la de un escribano público contratado para escribir una enciclopedia.
Leo en la página 82:
“Era verdad, las epidemias hacían estragos”. (Y, sí, Mario, es lo que tienen las epidemias… ¡No hace falta ser Premio Nobel para saberlo!). Prosigo: “La enfermedad del sueño, sobre todo, resultante, como se había descubierto hace pocos años, de la mosca tse-tse, atacaba la sangre y el cerebro, producía en sus víctimas una parálisis de los miembros y una letargia de las que nunca saldrían” (¡Gracias Mario por este momento Wikipedia, y gracias, también, por devolvernos la palabra “letargia”!)
Leo en la página 137:
“La desmoralización lo anegaba de pies a cabeza. Lo convertía en un ser tan desvalido como esos congoleses atacados por la mosca tse-tse a los que la enfermedad del sueño impedía mover los brazos, los pies, los labios y hasta tener los ojos abiertos” (Claro, está bien,Mario, ya pasaron 55 páginas, capaz que nos habíamos olvidado de la enfermedad del sueño. Aparte, en la página 82 habías hablado de la ‘parálisis de los miembros’, pero no habías aclarado a cuáles miembros te referías…)
Voy a la página 92:
“¿Sería así el infierno que Dante describió en su Divina Comedia? No había leído ese libro y en esos días se juró leerlo apenas pudiera echar mano a un ejemplar.” (Claro, está bien lo que hacés, Mario, por algo sos el Premio Nobel: el lugar parecía efectivamente el infierno del Dante , pero no te consta que Casement haya leído la Divina Comedia. Por lo tanto, lo aclarás, no sea cosa que el lector piense que estás mandando fruta, no sea cosa que termines usando tu imaginación en una novela. ¡Sos un capo, Mario!)
Regreso a la página 153, al momento preciso en que dije basta:
Dos veces lo balearon en la calle, como advertencia. Las dos veces se salvó de milagro. Una de ellas lo dejó cojo, con una bala incrustada en la pantorrilla. (Está bien: si la bala se la hubieran pegado en el brazo, no habría quedado cojo. ¡Sos el campeón de la literatura universal!)
Quiero seguir escribiendo sobre esta novela tan increíblemente torpe y obvia, pero no puedo porque me estoy durmiendo: debe ser la enfermedad del sueño, que, por si no les conté, la transmite la mosca tse-tse, y paraliza los brazos, los pies, los labios, esteee… si, ahí abajo también.
Daniel Riera
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Es lo que se dice una crítica demoledora; me dio ganas de leer la novela, aunque dudo porque esas ediciones son carísimas.Más allá de esta última digresión de bolsillos pa fuera, se me juzgará de pelotudo pero no soy amigo de críticas tan agresivas, pese a coincidir en que los párrafos transcriptos parecen joda, mucho más viniendo de un chabón tan bendecido en laureles... no sé, debe ser pudor, corporativismo literario, fobia a los críticos, o pelotudez silvestre nomás, pero a mi no me va ese tipo de artillería.
ResponderEliminarPd: Taría bueno que publiquen más seguido, está buenísimo el Blog.
Bueno, los que hacemos este blog no somos críticos, somos gente que también escribe (de hecho, como sabrás, este es el blog de nuestra editorial), con la excepción de Mariano Lucano, que dibuja. Eso quiere decir que los demás tienen todo el derecho del mundo a ser igualmente duros con nosotros si lo consideran justo. Coincidís en que los párrafos transcriptos "parecen joda", y sin embargo, preferirías que lo dijera más suavemente... A mi juicio, en estas novelas hechas para ser digeridas sin necesidad de pensar hay un proyecto político, la idea de algo así como la "industria de la literatura", frase que suena escalofriante. Vargas Llosa es el autor de una obra impresionante y experimental como Conversación en la catedral. Esa obra, más La ciudad y los perros, más alguna que otra más, hacen posible que, cuando publica una bosta como El sueño del celta, muy poca gente diga "El rey está desnudo". Si existe algo así como una "literatura de derecha", si le atribuimos una ideología a los procedimientos literarios ultraconservadores, bien, esto es realmente "literatura de derecha", aunque Roger Casement luche contra el colonialismo.Saludos,
ResponderEliminarDaniel Riera.
Si daniel, coíncido.
ResponderEliminarLo que pasa es que tengo muchas dudas sobre ese tipo de confrontaciones. No sé, que cada cual construya su camino, sabemos que existe la derecha y el conservadorismo. Y la literatura, abordada en profundidad es en sí un fenómeno de izquierda, de duda, busqueda, experimentación, etc.
Al hacer nuestro camino, peleamos contra eso. Un antilibro es muestra de eso. ¿Qué importan las ropas del rey?, si el "statu quo" lo quiere así.
Salgamos a la calle con nuestros "harapos" que ya es grito suficiente, en la creación misma recide la lucha. A veces pienso que se pierde mucha energía en confrontaciones sin sentido.
Antes de irme hago dos aclaraciones:
1) Este esbozo de ideas que comparto de ninguna forma es algo concluído, son dudas de un pibe de 23 años, que lo único que ha hecho en pos de la creación es un Blog.
2) También es posible que "una cosa no quite la otra", entonces se pueda criticar y crear a la par. Igualmente, yo veo un fogoneo al pedo en ciertas expresiones...
Gracias por contestarme tan rápido y tan solidamente. Un abrazo. Juan
algún librito tenía que sacar.con el nobel algo tenía que cagar. "che, mario estas quedando muy facho en todos lados, por qué no te escribis alguna pedorrada de algun revolú de medio pelo?" si algo sabe hacer bien es escribir. no veo su nuevo libro celta como una pajerez fortuita. al contrario. cuando uno detalla mucho un relato es porque solo detalla y no cuenta lo importante. se habrá olvidado de escribir su opinión? hizo un libro sin ideas? a-ideológico? "a-político" como se auto-define macri? Uy, vargas, nos estas cogiendo de lo llosa con tu "nada" de ideas.
ResponderEliminarSoy práctico: si para muestra basta un botón (y hay varios) y el Autor es caro, gracias por los avances: no me va a gustar la película. Ah, Ojeda, parecés un tipo "léido", así que no me explico tu "recide". Chau, Barcelona, y gracias de nuevo por el dato...
ResponderEliminarRoberto de Salta
Ya desde la tapa queda claro que el libro es poca cosa: el nombre del autor es más grande que el título, o sea...
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